jueves, 8 de agosto de 2013

Artículo publicado en la Revista APUESTA A LA VIDA de agosto de 2013.


BIOLOGÍA TOTAL,  o  Decodificación Biológica de la Enfermedades, o Biodecodificación.

Nos estamos adentrando en otro paradigma científico. Este nos revela que las enfermedades son adaptaciones biológicas y no fallas azarosas. Estamos ante  una nueva metodología creada a partir del trabajo realizado por  el Dr. Ryke Geerd Hamer  quien descubrió cinco leyes biológicas que permitieron entender la lógica  de las enfermedades.
Toda la información está codificada en la naturaleza que es perfecta, y estos códigos biológicos se hacen visibles en forma de síntomas cuando las necesidades de adaptación así lo requieren, y con un único propósito: sobrevivir.  Es así que: “la enfermedad es la expresión de una necesidad con pleno sentido biológico”, es una necesidad de adaptación a una nueva situación.
Se puede decir que hoy tenemos dos paradigmas, el convencional de la medicina tal cual la conocemos todos, en que la enfermedad es vista como algo ajeno a nosotros, que nos tocó por azar o por factores externos y por lo tanto no somos responsables; por otro lado el nuevo paradigma, la Biología Total, mediante la cual, diagnóstico médico mediante, podemos saber a “ciencia cierta”  cuál fue la causa emocional que generó la enfermedad, yo que conocemos el sentido biológico de la misma.
Hamer descubrió el hilo conductor entre el estrés y las enfermedades, la conexión psiquis-cerebro-órgano quedó científicamente demostrada.                      Sí claro, ya lo sabíamos...! pero lo que ignorábamos es que el conflicto estresante que luego se convierte en enfermedad, es específico y particular para cada patología. No cualquier conflicto puede disparar cualquier enfermedad. Dependiendo de la vivencia será la parte del cerebro que reaccionará. Consecuencia: se verá afectado el órgano o tejido que estas células cerebrales controlan.
Un pequeño ejemplo: Si nos compramos un par de zapatos que nos aprieta en  el talón, primero se va a enrojecer la zona y quizás hasta nos salga una ampolla. Pero si seguimos usándolos y continúa el roce, nuestro cerebro mandará una orden de proliferación celular para engrosar las capas de la piel en ese lugar con la única finalidad biológica de protección, de lo contrario el zapato terminaría ulcerando el talón. A nadie se le ocurriría pensar que si  tenemos un callo es porque tenemos el pie enfermo… ya que es lógico que ante un estrés biológico (roce) se forme una callosidad. Lo mismo sucede con un estrés emocional. Solo que hasta ahora no lo sabíamos, pero funciona exactamente igual. El cerebro automático (inconsciente) no distingue lo real de lo virtual, imaginario o simbólico. Cuando sentimos una emoción (real o imaginaria) para el cerebro ES tan real como el roce del zapato.
En consulta buscamos la lógica biológica del síntoma para así desprogramarlo. Esto es lo que llamamos “decodificar la enfermedad”.    
                                           
Marianela Silva
Terapeuta en B.T.    
094207013                                                                                                                                                                    


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